Artículo NEWS LLEIDA

En el magazine turístico NEWS LLEIDA, año XIV de enero - abril del 2008, número 52 se publicó el siguiente reportaje:


EL MOLINO DE CA L’AGUSTÍ

Situado a pocos kilómetros de Lleida, el molino de aceite de Ca l’Agustí es un sitio singular ubicado en Alpicat (Segrià). Se trata de un lugar que ofrece la oportunidad de revivir una época de la historia reciente de nuestro territorio, cuando el modo de vida estaba estrechamente ligado a la tierra y a todo de lo que de ella emanaba. El molino se convierte en punto de encuentro entre pasado y presente que se conjugan a la perfección ante la mirada atenta del visitante.

A pesar de tener más de un siglo de vida, parece que los años han pasado en balde para el molino. Su buen aspecto se debe a la sorprendente tarea de restauración realizada por Agustí Serés, que a sus ochenta y dos años ha conseguido recuperar el molino de aceite construido por su padre en 1890 y que fue el modus vivendi de los Serés durante algún tiempo, pero que por diversos motivos había dejado de ser el sustento de la familia para dar paso al desuso y al olvido.

En el molino de Ca l’Agustí cada rincón, cada piedra y cada objeto se presenta como un testigo de la historia. Cada uno de los diferente elementos que lo forman han sido recuperados para volver al estado que tenían cuando ese lugar funcionaba a pleno rendimiento y producía el llamado oro verde. Todos los elementos funcionan correctamente y por lo tanto el molino podría elaborar aceite a día de hoy.

Lo primero que encontraremos al entrar serán los lagares. Situados en el suelo, estos pozos cavados en la piedra que se utilizaban para guardar el aceite después de finalizar el proceso de elaboración, están ahora cubiertos por un cristal que permite al visitante observar este lugar de almacenamiento.

Una vez dentro del molino, podemos contemplar las diferente piezas o elementos que intervenían en el proceso de elaboración del aceite. Desde la tolva o depósito en forma de pirámide invertida que funcionaba como un embudo dónde se echaban las aceitunas desde el techo para iniciar el proceso, hasta unas ruedas de piedra de una tonelada y media de peso cada una, que fueron traídas de Italia y que aplastaban esas aceitunas hasta convertirlas en pasta. El paso de la tolva al recipiente de la primera prensada se hacía a través de una cinta transportadora donde las aceitunas se limpiaban con agua.

Después de conseguir esa primera pasta, ésta pasaba a la zona de prensado con una vagoneta. Observaremos aquí una prensa bien conservada, donde la pasta era sometida a una presión de cuatrocientas atmósferas. El resultado de este prensado pasaba a un recipiente dividido en tres compartimentos. Debido a las diferentes densidades, agua y aceite se separaban y el oro verde pasaba por una cañería hacia unos depósitos, lugar donde acababa de limpiarse y finalizaba su recorrido en los lagares de la entrada.

Además del antiguo molino de aceite, el molino de Ca l’Agustí cuenta con dos espacios muy interesantes. Por un lado y detrás del molino se han acondicionado dos almacenes que acogen un museo de herramientas del campo. Por otro, el desván del molino se ha transformado en una galería de arte donde se realizan exposiciones. La primera muestra se organizó el pasado mes de agosto y reunió obras de Albert Corretgé y Àngel Piulats, en una exposición titulada “Alpicatures”.

Molí d’oli de ca l’Agustí

C/ Lleida, 19

Alpicat

28 DE ABRIL DE 2007



Arriba Agustí explicando las partes del molino. Debajo el matrimonio Agustí Serés y Rosa Santamaria con las muelas en movimiento.

Encima Agustí Serés continuando el itinerario por el Museo. Debajo el grupo de amigos que visitamos el molino de aceite.

El pasado 28 de abril de 2007 nos reunimos un grupo de amigos en la casa de la familia Serés-Santamaria, los cuales nos abrieron las puertas de su viejo molino de aceite restaurado. El lugar se ha convertido en un legado cultural al crear el museo.
En el centro mismo de Alpicat el molino de aceite se ha conservado en muy buen estado, incluso hoy sería posible de volver hacer aceite, porque toda la maquinaria funciona a la perfección y todo gracias a la tenacidad y voluntad de Agustí Serés que, como artífice de la restauración, ha visto cumplido su sueño de años, volviendo a dignificar su almazara.
Agustí nos fue desgranando todo el proceso de elaboración del aceite con la pasión de quien revive lo que nunca dejo de amar.
Que el nuevo museo sea un referente en la población y que los que se acerquen para visitarlo salgan más ricos en conocimientos que antes de entrar.
Ramon Gavarró (La Riba - Alt Camp)

PARA AGUSTÍ SERÉS



En el pueblo de Alpicat (Segrià), Lleida, la família Serés-Santamaria ha creado el Museu molí d'oli ca l'Agustí, fruto de la restauración de una vieja almazara familiar.

EN LA ALMAZARA

Máquinas huérfanas de voces,
espuertas,
ecos lejanos de alpechín y aceite,
las cinchas y las cribas,
recuerdan y anhelan
manos curtidas.

Ruedas aquietadas:
ha huido
el fruto de la paz
nacida al golpe
del pie de una diosa.
Las maderas ya no
aplastan terrones
ni allanan caminos
que abrirán semillas.

Sorprendido,
el paisaje viene a ver
qué se hizo
de sus granos y sus drupas.
Las paredes, expectantes,
saben ya de la alta misión
cumplida.

A contraluz, hierro y piedra,
cuerda y yeso duermen:
apenas les despierta
un vago olor a pintura.
Alguien que mira
a través de otras manos
ha traído el campo
y las casas y el aire
que antes se negaban
a las vigas.

En el infierno huele a ausencia
y en el aire aún dormita
el viejo depósito
que daba la vida.
Al cielo de tejas
voló una paloma
vestida de telas.

La almazara calla
en la vieja alquería.
El tiempo y sus curvas
abrazan los troncos
de hojas verdeplata
y prensan los días.


Rosario Curiel.

POEMA

Agustí

ha realizado
su sueño:
dar vida de nuevo
al viejo molino
de aceite.

La almazara
que defendió
durante años
vuelve abrir
sus puertas.


Acogiendo
al visitante
para confiarle
su sabiduría
añeja.

En el pueblo
de Alpicat
el viejo molino,
que lleva
su nombre,

recoge el hacer
de unos años
cuando vivir
era más crudo
que no es ahora.

Cuanto acéite
derramado en las pilas;
mojando el pan
por muchas manos
envejecidas por el tiempo.

Que homenage!
Para toda la gente
que lo vivió,
que gozó,
de su trabajo.

Este legado
hecho museo
es un presente
a las generaciones
más jovenes.

Lo es para todos!
Que invita
al estudio,
al gozo
de la historia.

Que acierto
preservar el molino!
Lo dice todo
de quien
lo ha hecho posible.

Gracias Agustí!


Ramon Gavarró de la Riba