28 DE ABRIL DE 2007



Arriba Agustí explicando las partes del molino. Debajo el matrimonio Agustí Serés y Rosa Santamaria con las muelas en movimiento.

Encima Agustí Serés continuando el itinerario por el Museo. Debajo el grupo de amigos que visitamos el molino de aceite.

El pasado 28 de abril de 2007 nos reunimos un grupo de amigos en la casa de la familia Serés-Santamaria, los cuales nos abrieron las puertas de su viejo molino de aceite restaurado. El lugar se ha convertido en un legado cultural al crear el museo.
En el centro mismo de Alpicat el molino de aceite se ha conservado en muy buen estado, incluso hoy sería posible de volver hacer aceite, porque toda la maquinaria funciona a la perfección y todo gracias a la tenacidad y voluntad de Agustí Serés que, como artífice de la restauración, ha visto cumplido su sueño de años, volviendo a dignificar su almazara.
Agustí nos fue desgranando todo el proceso de elaboración del aceite con la pasión de quien revive lo que nunca dejo de amar.
Que el nuevo museo sea un referente en la población y que los que se acerquen para visitarlo salgan más ricos en conocimientos que antes de entrar.
Ramon Gavarró (La Riba - Alt Camp)

PARA AGUSTÍ SERÉS



En el pueblo de Alpicat (Segrià), Lleida, la família Serés-Santamaria ha creado el Museu molí d'oli ca l'Agustí, fruto de la restauración de una vieja almazara familiar.

EN LA ALMAZARA

Máquinas huérfanas de voces,
espuertas,
ecos lejanos de alpechín y aceite,
las cinchas y las cribas,
recuerdan y anhelan
manos curtidas.

Ruedas aquietadas:
ha huido
el fruto de la paz
nacida al golpe
del pie de una diosa.
Las maderas ya no
aplastan terrones
ni allanan caminos
que abrirán semillas.

Sorprendido,
el paisaje viene a ver
qué se hizo
de sus granos y sus drupas.
Las paredes, expectantes,
saben ya de la alta misión
cumplida.

A contraluz, hierro y piedra,
cuerda y yeso duermen:
apenas les despierta
un vago olor a pintura.
Alguien que mira
a través de otras manos
ha traído el campo
y las casas y el aire
que antes se negaban
a las vigas.

En el infierno huele a ausencia
y en el aire aún dormita
el viejo depósito
que daba la vida.
Al cielo de tejas
voló una paloma
vestida de telas.

La almazara calla
en la vieja alquería.
El tiempo y sus curvas
abrazan los troncos
de hojas verdeplata
y prensan los días.


Rosario Curiel.

POEMA

Agustí

ha realizado
su sueño:
dar vida de nuevo
al viejo molino
de aceite.

La almazara
que defendió
durante años
vuelve abrir
sus puertas.


Acogiendo
al visitante
para confiarle
su sabiduría
añeja.

En el pueblo
de Alpicat
el viejo molino,
que lleva
su nombre,

recoge el hacer
de unos años
cuando vivir
era más crudo
que no es ahora.

Cuanto acéite
derramado en las pilas;
mojando el pan
por muchas manos
envejecidas por el tiempo.

Que homenage!
Para toda la gente
que lo vivió,
que gozó,
de su trabajo.

Este legado
hecho museo
es un presente
a las generaciones
más jovenes.

Lo es para todos!
Que invita
al estudio,
al gozo
de la historia.

Que acierto
preservar el molino!
Lo dice todo
de quien
lo ha hecho posible.

Gracias Agustí!


Ramon Gavarró de la Riba